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24 julio 2021

About notation 3

 

Casi cerca (2004)- score fragment

I like to think of written music as an entity that originates itself every time it is invoked. Unlike other arts, where the physical object is always present, live music exists only when it is played (and in the context of this article, read from a musical score).

Music uses a foreign language to express itself, not through sound waves but through graphical signs. This indirect mechanism gives music an ambiguous condition in both its sound and discourse. Ambiguity brings both fragility and strength simultaneously.

The history of Western music has always danced alongside the development of musical notation, each feeding the other in an indivisible relationship. Musical notation serves not only as a tool to preserve sound waves in the correct order, but as a way of thinking and creating music. Much of the written music we know today would have been impossible to conceive without the practice of recording ideas on paper. Music notation is both a recording and a generative activity at the same time.

Music scores are meticulous, specific, and obsessive with details. The wonderful paradox is that this precision is expressed in a live performance. Written music finds its full expression in the present moment: fresh and fragile. This imperfect-perfect, defined-undefined, precise-imprecise double-sided coin is the fascinating arena that gives music its abstract condition.


23 junio 2017

Out Loud is back

Out loud is music with the shape of a strainer where most of the sounds are missing. The pre-omposed piece is filtered so only the leftovers of the piece remain: the unwanted, the de-classed sounds.

The ensemble plays tacet: only gestures without sound.


The music vanishes and we can only hear/see what remains: breathing, movements, mistaken notes, eye contact.


To be played in silent mode... a couple of accidental sounds are welcome!


And the no-piece becomes a piece! Hard to escape the void.

The music is defined for what it is hidden instead of for what it shows, in a post-Cage experiment the piece asks to remember the forgotten sounds in the own mind.

The ensemble conforms a half circle on stage with eye contact.
I wrote a silent piece with a lot of notes.
The musicians and the audience are present, occupying the hall, facing a full nothingness. The audience and the musicians, nevertheless, are holding to the concert rituals with the hope of recovering some sense.

Tired of following instructions…
Tired of solfège…
Tired of abstraction...
even not the intention, the resulting piece is quite humoristic.


 
Diagram of the choreography of the whole piece: the musicians are asked to build a piece around the piece. In this version, the trombone, at the very end, plays the only real note of the piece.

The first version of this piece was written for Aleph Ensemble, France, in 2013 for violin, violoncello, piano and percussion. It lasts only one minute! Even Out loud is a piece basically to be seen, I've got an audio recording of the concert that I find very interesting.  The recording of a silent piece is acknowledging all the sounds around the piece, so it is possible to hear everything except for what is written in the score.

Listening to the audio follows somehow the same logic of building sense for what is around instead of for what is shown. Listen to Out loud maximum volume!

https://soundcloud.com/ceciliaarditto/cecilia-arditto-out-loud

I am working now on a second version, a bit longer (3 minutes!) for the New Mexico Ensemble, for violin, violoncello, percussion plus accordion and trombone.

23 diciembre 2015

atracción del vacío

de nuevo el sonido de la goma borrando en el papel pentagramado

24 mayo 2014

Brevedad

Bach, Trio, El arte de la fuga. 

Un adagio de un compás. 

04 junio 2011

La espuma de los días


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Hay situaciones donde el lenguaje cotidiano no alcanza  y se necesita recurrir al lenguaje metafórico. Esto pasa cuando una se enamora, cuando alguien se muere o en otro orden de cosas, cuando hay que explicar la música. Este texto habla precisamente de explicar la música con palabras, desde la génesis de la notación misma. 

Escribí la "La máquina del tiempo" para trío de piano, trombón y violín para el ensamble 7090 de Ámsterdam.  Es una obra larga, con bastante producción, ya que cuenta con grabaciones, objetos, acciones,  y puesta en escena.
El montaje  fue veloz, y las cosas se fueron montando unas sobre otras en el aire, hasta llegar pedaleando al instante mismo del concierto, donde se terminó de definir todo. Una línea veloz que comenzó un jueves y terminó un miércoles.

El ojo que escucha

El  armado de la "La máquina del tiempo" fue rápido, 6 días y pum, escenario. Soy lenta, y como todo aquel que hace algo nuevo, no puedo explicar exactamente lo que estoy haciendo. Los ensayos me sumergen en un mar existencial pobladísimo, sacando y poniendo emociones y conclusiones en distintos compartimentos... y finalmente vaporizando todo con una sonrisa de afuera para adentro que bien aprendida del yoga la tengo... si, claro, la bemol. 

"La máquina del tiempo" es una sucesión de diferentes "humores", estados de ánimo, atmósferas que en alemán se dice "Stimmung", palabra que no existe en otros idiomas. Una idea decimonónica que encuentro excelente para la música actual.

Antes del ensayo general, con la obra agarrada esbozada, y un sentimiento general de deriva, le dibuje a cada músico un papelito con los distintos "Stimmungen"  de la pieza. Lo leyeron introspectivamente, casi sin comentarios. Fue bonito verlos leyendo mi papelito en silencio... las cosas importantes están hechas de cositas, ¿no?.

Construyendo lenguaje

Estoy escribiendo una música que no puedo explicar, pero la estoy haciendo. Es un teatro oblicuo, discreto, de pequeñas cosas que se cuelan y van rompiendo la continuidad. Un teatro melancólico pero con chistes para reírse "out loud". Un teatro musical existencial pero a la vez de barrio. Es imposible definir lo que se hace en medio de un proceso, que no puedo/no se puede verbalizar, pero que puedo transitar cómodamente. Me siento como pez en el agua. Todo lo que soy, mis intereses, mis busquedas funcionan en armonía.

Temperley mon amour

Encuentro mi música académica, seria e intelectual, pero a la vez plagada de chistes y de levedad. ¿No es esa una definición de la argentinidad? Me siento argentina hasta el caracú, amigos. Sin tango ni boleadoras, la definición vendría más por el lado de esa gran bataola familiar de domingo al mediodía, con reproches existenciales y llantos del tipo "me arruinaste la vida" que se pulverizan en un instante porque alguien hizo una broma... ¿Alguien quería postre?

El oído que habla

El concierto salió maravilloso. La obra se armó y me gustó, también a la audiencia y a los músicos. Koen Kaptijn, el trombonista del ensamble, me sugirió agregarle a la partitura, de forma permanente, esos breves textos "a la Satie", que describen situaciones musicales con lenguaje poético. A pesar de su gran experiencia tocando música contemporánea, los encontró muy útiles, “ilustrativos”. 
Encuentro la idea de los meta-textos es muy buena para la música contemporánea. Es un puente amable entre el compositor y el intérprete. Una indicación expresiva, desde el tradicinal "cantabile" hasta mi personal "dancing Beckett" que ayudan muchísimo en el armado de una obra nueva (el "dancing Beckett" es imbatible!).
Una partitura precisa, exacta, clara, con las indicaciones necesarias es la meta para una buena comunicación, por eso este debate sobre si agregar más indicaciones aún a las usuales del lenguaje contemporáneo, y en este caso, de índole "extra-musical". La respuesta es sí. 

Nota a posteriori (14/10/2020).

Con respecto a los "Stimmungen" tuve una experiencia parecida con mi pieza de orquesta "Tissue". Bas Wieger (casualmente integrante del trio 7090) me sugirió que agregue indicaciones expresivas "a la Satie" en la partitura y sobre todo en las partes: "like a crazy clock", "mini solo" (para una nota sola de la flauta, importante en el conjunto), etc. Más del orden de lo literario, este tipo de indicaciones literarias funcionan increíblemente bien a nivel sonoro.

19 mayo 2011

Rümlingen - antes y después

Work in progress...




 






02 septiembre 2009

La función hace al órgano


La expansión de las técnicas instrumentales me lleva necesariamente a una música fuera de esos mismos instrumentos: es una música hecha de gestos, de guiños, de expectativas, de sonidos periféricos, de movimientos, de luces. Una música de instrumentos cada vez más frágiles. Es como si las técnicas se hubieran expandido a una nada instrumental, donde paradójicamente, el instrumento sigue siendo de alguna manera el protagonista, pero como una aureola: el recuerdo de lo que era reemplaza a la vivencia. Pero no es un recuerdo basado en la nada, sino en prácticas que se alejan de su origen como las estaciones de un tren, que si bien mira para adelante, sabe de su pasado.
Aureola de órgano, de timbal, de nota. Un recuerdo de algo que era una trompeta. Tengo la sospecha de que cuanto más borroneados están los instrumentos, son más ellos mismos.
Los instrumentos van creando, en mi necesidad de decir algo, un nuevo mapa acústico, de regiones borrosas y de gestos fuertes. Lo que permanece es la notación, que abrocha estas vaguedades en un discurso pentagramado, como una manera de darle entidad a lo efímero y salvarse de la desaparición.
Mi pieza para órgano y dos percusionistas va a ser una pieza de hilitos colgando, de ventiladores y aire en movimiento. Una pieza hecha casi con nada. Y es ahí donde surge la pregunta de cómo hacer posible la convivencia de objetos frágiles y dispersos en un marco que les de sentido: como hacer que la nada sea consistente.
Hay un mantra que me acompaña. El mantra de las estructuras rígidas: una arquitectura sólida que luego llenaré de desasosiegos instrumentales.
Y así voy por la vida, entre la calculadora y la metáfora, entre la organología de los instrumentos y la ley de los objetos encontrados.
Es como si escribiera una música de símbolos musicales donde los objetos han sido pulverizados y solo quedara un vocabulario deshilachado en función de una gramática viva.
Mi estrategia es olvidar los instrumentos de a poco, pedirle a los luthiers que los vayan borrando, a los intérpretes que los extralimiten hasta la desaparición, a los compositores que los desvanezcan hasta que los instrumentos se vuelvan pura función, pura esencia.

26 abril 2009

Artículo de Leo Maslíah

Leo Maslíah - "La picapiedrización de los supersónicos" (Polémico artículo sobre algunos problemas de la música contemporánea)

Este artículo está demasiado obsesionado con el tema de la tonalidad para mi gusto. Pero más allá de la diferencia de perspectiva, creo que es un artículo muy lúcido que pone en evidencia los problemas de la música contemporánea, que los que nos dedicamos a esto, sufrimos cada día.

[...] hay que tener en cuenta que las partituras, además de funcionar como registro de lo que
se compone, tienen una función muy importante como instrumento musical. Hay cosas
que no se pueden tocar si no se tiene un papel adelante. Y en esta función de
instrumento también son muy usadas en la música llamada popular. Y las partituras
también tienen otra función, son una herramienta a veces imprescindible para la
composición. Hay cosas que ningún compositor habría podido concebir de un saque, sin
ir viendo en un papel, paso a paso, lo que está pasando entre las distintas cosas que a él
o a ella misma se le van ocurriendo. Eso tal vez sea una de las cosas más importantes
que distinguen la música occidental de otras músicas de otras culturas. Es mucho más
definitorio que la tonalidad, que generalmente se tomo como rasgo identificatorio de
nuestro sistema musical más allá de que no se use o se finja no usar en la música
llamada contemporánea [...]

Artículo completo  http://ilcantosospeso.blogspot.com/2008/02/leo-maslah-la-picapiedrizacin-de-los.html

 


06 julio 2008

La música y las notas

Ayer se tocó en Berlín mi pieza “El libro de los gestos”, una reescritura de la pieza que estrenara el ensamble Musas, en Santa Fe, el año pasado. Los instrumentistas (violín, cello, piano y percusión) tienen además de su instrumento una luz que prenden y apagan, creando distintas situaciones escénicas que van cambiando a lo largo de la pieza. Hay eventos que transcurren en la oscuridad y otros en las zonas iluminadas creando distintas formas de relación entre los intérpretes. El ensamble estaba compuesto por estudiantes de la universidad, gente muy joven; muy buenos músicos, pero lamentablemente sólo tuvimos dos ensayos de dos horas para una obra compleja, con técnicas extendidas y puesta escénica.
Durante el concierto, el solfeo de la pieza fue un poco caótico, con zonas de quasi improvisación. Pero a pesar de todo, la pieza salió muy bien. Los músicos, luego de este proceso acelerado de conocimiento del lenguaje y la exploración de las innumerables técnicas extendidas, se abrieron a la experiencia y entendieron mi música, y la obra se armó.
Yo estoy muy contenta porque realmente creo cada vez más que la música no son las notas. Es extraño que yo lo diga, que tengo una escritura casi puntillista para describir los sonidos y los gestos en mi música. Pero ese puntillismo de la partitura es un intento de crear un lenguaje, que espero que en algún momento tenga vida propia y que subsista a pesar de los errores gramaticales, de los neologismos, de las omisiones. Eso es un verdadero lenguaje y no aquel que es rígido y que debe ser recitado exactamente para tener entidad. La fortaleza esta en la flexibilidad (como en el yoga).
Con cada proyecto, entendiendo cada vez más la función de la escritura en La música. La escritura establece la pieza como debiera ser: construye un marco detallado y sólido desde dónde empezar a moverse.
La relación entre las estructuras sólidas y los materiales fragilísimos es una condición fundamental de mi música, y creo que la notación es un intento de asir esa fragilidad y organizarla en el campo de la posibilidad. Y en ese intento, desviarse en mayor o menor medida, es parte del lenguaje.
Ayer hubo muchos errores en el solfeo de la pieza, pero la música sucedió. Y para mi fue una demostración de que la música no son sólo las notas.


 


25 octubre 2006

Cómo escapar del orden y no lograrlo


El tema de mi obra Alrededor de la música es el caos y del orden y como la música los conjuga. El material musical de Alrededor de la música está constituido por los mismos rituales propios de la práctica musical: contar, solfear, repetir, ensayar, dar vuelta las páginas, etc. También fallar.
La obra está escrita en una partitura, con notas, en forma tradicional. La contrariedad, o las imposibilidades de su ejecución, también están escritas en la partitura. La pieza escrita y los obstáculos que impiden tocarla entablan un diálogo cuya resultante genera la pieza.
En una sección de Alrededor de la música los músicos no puedan tocar lo que está escrito porque se les resbalan los instrumentos, y los arcos y las baquetas se caen al piso. La ruptura del lenguaje se origina desde el corazón de la misma escritura, desde esa misma tradición que se intenta cuestionar y proporciona la posibilidad de especificar las instrucciones para tocar las notas y a la vez, las instrucciones para boicotearlas.
La presentación de la obra en un concierto tradicional demuestra también su posibilidad y su imposibilidad al mismo tiempo. El público se ríe, disfruta, se enoja y cuestiona la obra. Una obra demasiado abstracta o demasiado obvia, quasi comedia. Intelectual o cercana al gag.