06 febrero 2013
15 octubre 2012
Barton Fink
Looking forward |
Estoy haciendo un profesorado de Bikram Yoga en Los Ángeles, California. Vivimos, entrenamos y estudiamos sin salir del Radisson Hotel, cerca del aeropuerto de LA. Cuando atravieso la autopista para ir a la cadena de supermercados del barrio, los aviones me peinan, pasando literalmente a pocos metros de mi cabeza. Es muy bonito y dicen que seguro.
Somos muchas personas haciendo el curso, 443, viviendo en esta mini comunidad con aire acondicionado. Los fines de semana vamos en un tranvía de los años 20, a las hermosas playas de Los Ángeles, para seguir estudiando non-stop entre los surfistas chapuceros y las mujeres siliconadas.
No hay muchas oportunidades en la vida de moverse de ambiente, de verse desde afuera, de poner la vida en pausa. Si la vida es artificio, aquí en LA no hay duda. Estas semanas siento que vivo constantemente en la escena final de Barton Fink, de los hermanos Cohen, cuando el personaje salta de su desde su vida real en un hotel en California a la playa de un cuadro kitsch.
¿Y ahora? |
07 octubre 2012
LAX
Este es el paisaje desde mi cuarto de hotel en Los Ángeles. Comida orgánica, aviones, profesorado de Bikram yoga (la razón que me ocupa) y cultura indo-americana por nueve semanas non-stop.
Si pienso en cómo contarles esta experiencia a mis amigos, no sabría por donde empezar. Voy por la semana tres y me parece que el tiempo ha desaparecido, no hay como estar exhaustamente ocupado para vivir el presente.
01 junio 2010
Trayectorias
Una vez dije, hablando de las técnicas extendidas, que me interesaba explorar los instrumentos hasta el límite mismo de su pulverización, y así, licuados, que pudieran habilitar una música que prescindiera de su gestualidad típica e incluso del sonido. Fue para un ingreso a un doctorado, y me bocharon. Me dieron la posibilidad de corregir mi presentación y volver a presentarme en unos meses. Todavía lo estoy pensando...
...
Yo tengo distinto tipo de obras, algunas son más musicales en un sentido tradicional y otras más abstractas. "La Magia" forma parte de este segundo tipo de obras, más teóricas.
Me gusta pensarla como una música de sinestesias, donde el color de la baqueta está pegado a la pelotita de ping-pong que cae... la baqueta cae en quintillos y la pelotita no. La baqueta percute el mundo de la música y la pelotita se escapa al mundo real.
Es una música de trayectorias y esperas, donde el movimiento del brazo para alcanzar la placa dura 20 segundos y luego el golpe no suena. Es un atado de elementos foráneos con intrincado nudos que se vuelven una música extraña.
El Domingo, en Berlín, fui a una clase de Bikram yoga y me imaginé que la clase era mi pieza “La Magia” bajo la hermosísima mirada que las dos performers me devolvieron sobre mi música. (Danke Mädels, no saben cuanto aprendí de ustedes!)
En la clase de yoga, que dura 90 minutos, traté de no realizar ningún movimiento extra, no solo en las posiciones, sino especialmente en las transiciones (la vida está llena de esperas y de trayectorias; mientras escribo esto, estoy esperando estar en Buenos Aires ya mismo y abrazar a mi papá!).
Sigo...
En la clase de yoga no quería mover nada de más, ni los ojos, ni la respiración. Prestaba atención al movimiento interno y sutil de los músculos para pasar de una posición a otra, para acomodarse internamente y estabilizarse. Podría describir la experiencia como una intensidad cargada y lenta, una música constante y sin pausas.
No podía mantener el estado de concentración a lo largo de una hora y media, sino que entraba y salía de los estados de foco. El objetivo de la experiencia era la de poder concentrar la energía y dirigirla sin que se disperse en gestos superfluos. Y es en ese momento que entendí mi obra “La Magia”. Una obra de nada, de casi nada, una nota suspendida en el aire con un movimiento mínimo de los ojos. Una mano que describe un recorrido donde la música es la trayectoria y no la música que suena. Una música calada, como diría Iñigo Giner Miranda.
En eso estoy. En un punto es más fácil hacer una torsión triple con el cuerpo que escribir una nota.
Namasté.
Nota a posteriori: 11-1-21
Años más tarde escribí una versión de La magia bajo el nombre de Gestalt, para el dúo Cuenco de Plata, Juanita Fernández en percusión y Malena Levín en piano . Con solo una reunión previa a los ensayos, ya que ellas viven respectivamente en Montevideo y en Buenos Aires y yo en Ámsterdam, la comunicación con el ensamble se fue dando a través de emails y videos post concierto.
El proceso fue interesante, ya que pude redondear la experiencia de Gestalt mucho tiempo después de escribir la pieza, y mucho tiempo después de los conciertos, a través de las grabaciones y los distintos videos que grabaron las intérpretes. Y finalmente pude entender la obra. Y amarla. Y amar profundamente a estas dos intérpretes maravillosas, que pudieron lanzarse a la aventura en un momento en que ninguna de nosotras sabíamos exactamente de que se trataba todo eso.
27 diciembre 2008
Bikram Yoga
El Bikram este ultimo año se ha convertido una fuente de inspiración muy importante sin audio pero con voz y voto. Perdón por el tonito aforístico trascendental. Por lo general el lenguaje de las cosas "importantes" es bastante kitch, tipo almanaque de rotisería. Un brindis por eso.
1. Las transiciones son casi más importantes que las posturas. Kagel y el Ludwig van…
2. Para armar una estructura no se debe poner la energía en los lugares evidentes sino en los periféricos, y la posición viene sola. Para levantar la pierna en el aire hay que pensar en relajar el hombro y la pierna hace sola su trabajo.
3. Mantener la energía y la concentración por 90 minutos es mas importante que la efectividad parcial de las posturas.
4. No importa la acrobacia de tal o cual postura. Si la actitud y la energía que la impulsa.
5. Partir siempre de lo que uno es y avanzar un poquito mas. Con el tiempo el trayecto será enorme y los cambios sorprendentes.
6. No construir la posición de afuera para adentro (reproducir la maqueta). Uno se vuelve una caricatura de uno mismo.
7. Respirar todo el tiempo. Es lo que hacemos desde que nacemos, pero apropiarse del acto.
8. El fallo no mide el error sino la capacidad de recuperarse.
9. Pensar toda la rutina como una canción: una melodía que pasa por innumerables momentos, pero que siempre fluye. Me gusta pensar la vida en general como una larga canción. El fiato del cuerpo.
10. Hacer lo mejor con lo que uno es. Siempre desde uno. No desde un uno ideal sino desde un uno aquí y ahora.
11. Equivocarse con pasión y estilo (el propio).
12. Cada acto es un acto de gracia y también gracioso. No olvidar el humor en las situaciones mas trascendentales, si no nos volvemos acartonados e irreales.
13. La risa (interna) nos salva de la rigidez. Ésto, los músculos de nuestro cuerpo, lo saben muy bien; menos lo sabe nuestra cabeza.
14. Enfrentar lo difícil y lo imposible con alegría. El entusiasmo genera mucha energía y le da sentido a las cosas.
15. Reírse de verdad y no como tonto.
16. Reírse de uno mismo. Con cariño pero con sentido crítico.
17. Pensar todo desde adentro para afuera pero con los poros abiertos.
18. Espiar con el ojo a los otros sin perder el eje. Respirar siempre con el propio ritmo.
19. En yoga cuando uno se cae de la postura los otros también se empiezan a caer, y viveversa, como si hubiera una inercia de movimiento colectivo. Observar el fenómeno. Tomar consciencia de cómo la energía de los otros nos influye todo el tiempo. Usarla para el bien.
20. Nada es bueno o malo en si mismo. Caerse puede ser mejor que lograr la postura. Hay que sacar siempre las propias conclusiones aunque el mundo gire para el otro lado.
21. La coherencia nos da la belleza, aunque a primera vista parezcamos torcidos o estrafalarios.
22. Darle tiempo a todo. El tiempo siempre esta transcurriendo, aún en los ataques de ansiedad.
13 noviembre 2008
Sobre los propósitos
La música es lo que me trajo a Holanda. Viviendo en Buenos Aires tenía una fantasía enorme sobre ser un compositor en una sociedad donde los multifónicos y las técnicas extendidas están en el menú diario.
La vida musical en Buenos Aires siempre fue para mí intensa y plagada de experiencias relevantes, pero un día, como un flash, tuve la visión de que si me quedaba en Argentina iba a seguir escribiendo mas o menos la misma música por el resto de mi vida. Fue como una visión o una intuición. Necesitaba un cambio de aire, para mejor o para peor, algo diferente, que pusiera en juego mis creencias y mis recursos. También estaba impulsada por la enorme fantasía de vivir en la Europa que se piensa desde la Argentina, que es mucho mas intensa y fabulosa que la Europa que se vive estando acá. Creo que es hermoso ser argentino en Europa, se la disfruta más.
Seis años después de haber cruzado el océano tengo una visión diferente de las cosas: desilusión con respecto al concepto de músico profesional y antipatía ante los sistemas tan reglados como los que nos ofrecen las sociedades del primer mundo. Les evito el tango.
Yo viene a Holanda por la música y encontré otras cosas, entre ellas la música, pero de una manera diferente a mis expectativas. Como bien dice Margarita Fernández, la vida, es más sabia que una.
No encontré compositores que me encandilaran, no encontré ideas que me cambiaran la vida. La vida en realidad fue la que cambió mis ideas.
El conservatorio de Amsterdam fue un tedio y en realidad un espacio de soledad en mi propio lenguaje. Mis amigos holandeses, los compositores que me encantan de acá, son más marginales que yo. Otra vez sopa.
Pero esa soledad inmensa, en este nuevo lugar y lejos del lugar que dejé -que ya nunca será el mismo para mi- me dio una perspectiva para atar todos los cabos de una manera diferente. Este país extraño me dio cosas muy distintas de las que vine a buscar. Parece que vine acá a desanudar algo muy difícil de desanudar y a hacer otros armados.
Hace un año empecé a practicar Bikram yoga, un yoga muy físico y exigente que se practica en una habitación a 40 grados de calor. Jamás me hubiera imaginado comenzar una actividad física tan exigente a los 40. Pero el yoga me está cambiando la música como ninguna clase, ningún concierto, ningún proyecto lo hizo en este lugar. Como charlábamos hoy con Pablo Fontdevila, vine a sentar cabeza literalmente, también llamado head-stand.
Y como consecuencia del yoga, vino de la mano de mi amiga Mercedes Escardó, el mundo de la macrobiótica. Fue un regalo del cielo tener a Mercedes en casa por unos meses en mi cocina ahora transformada y alquímica. Una clase magistral de composición.
Aprendo en este momento más del Bikram y de Mercedes que de cualquier profesor. Estas experiencias nuevas se traducen en música, en maneras de pensar desde otros lugares la mil veces reconfirmada vocación de componer.
Escribo estas cosas y me acuerdo mucho de Cage (un macrobiótico también). De ese hombre que pudo sintetizar tantas experiencias vitales y tantas intensidades en un lenguaje que resultó también ser musical. Una integración más holística de la vida en la música y de la música en la vida.
En un momento dado, viviendo en Bs As, tuve la certeza de que mi país me estaba asfixiando. Les pasa lo mismo a los de acá, no es una cuestión geográfica. Encontré en Holanda la música que ya tenía adentro y también muchas conexiones internas que allá se me hubieran perdido en el paisaje común. Vine a Holanda a encontrarme con mi infancia y con otras intensidades que tal vez pueden salir a la superficie cuando una anda un poco más suelta… sola… con la cabeza en blanco… con el corazón abierto.
La vida, como dice Margarita, es más sabia que una. Un aplauso.