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07 mayo 2022

The art of combining things

 para Gabriel Abellán

Today, I began my day by reading a post on Gabriel Abellán's blog (in Spanish), a blog devoted to physics and music from both a very smart and poetic perspective. In his latest post, Gabriel shares how a logic class, taught by an inspiring teacher, changed him forever. Emphatically, I remembered my father teaching me math when I was in kindergarten.

https://labellephysique.wordpress.com/2022/05/06/logica-y-norealidad/

Science and Science Fiction

From my last visit to Argentina (I live in Amsterdam), I brought a suitcase full of books: 23 kg of precious books. I "stole" from the family bookshelf the science fiction collection that belonged to my father. I also brought a very inexpensive (but super heavy!) collection of science books that I bought on Calle Corrientes, a street in Buenos Aires well known for its amazing bookshops.

The two piles of books talk to each other, with the "real science" pile being the crazier one (verdad, Gabriel?).

I am sure that the pioneers of relativity theory, with their wild imagination, deeply pleased Asimov and Bradbury. Wells traveling through time and Philip Dick with his multiple worlds speak the same language as the realities glimpsed by quantum physicists. In the realm of music, Stockhausen comes to mind too… maybe it is true that he comes from Sirius.

The people from these two piles of books have in common the ability to see a world beyond everyday facts. They saw it, they believed in it, and they pursued it. Each pile requires a different tool: some build new realities with a calculator, others with a typewriter. Just nuances.

It is easy to associate the capacity for dreaming about new realities with artists, which is something scientists also do. They have to. It is easy to associate the idea of science changing the world (think about the discovery of electricity or the splitting of the atom), but it is something that artists also do. Art and science have been intertwined since the beginning of time, feeding each other and sharing their imaginary worlds.

The Architecture of Cloth 

I also brought from Argentina in that same suitcase a pile of sewing patterns that belonged to my mum, and previously to my grandmother: a collection of Burda magazines. My grandma, Beba, taught me to sew when I was very young. From an early age, I could make clothes for my dolls and for myself by following the instructions in these patterns. La abuelita Beba let me use her Singer sewing machine, operated with a pedal, which, at that time, was just at the tips of my small feet. I didn't care much about the dolls; I was more interested in crafting these intricate mini designs with sleeves, zippers, and pleats. Believe me, it's still not easy. I was also amazed by the mechanism of the sewing machine. I still am.

I write my scores, with instructions sometimes in several languages, just like in Burda magazine!

Varèse said that music is organized sound.
I say that music is the art of combining… a lot of things.

Gespleten piano (2010) - detail of score @2024 cecilia arditto delsoglio

19 noviembre 2016

I love you too

 

Acabo de terminar una primera versión de I love you, una obra para flauta y guitarra que interpretarán Alu Montorfano y Yayo Orias Diz, dos compatriotas que viven en España y Francia, respectivamente. Yo estoy en Alemania.

Alu

Es una obra para flauta y guitarra en vivo, tape, diapositivas y mi fetiche de estos últimos años, un ventilador. Es una obra que me gusta muchísimo. Pensaba hacer una versión para video también, sobre todo pensando en los viajes low-cost que necesitamos hacer los tres para poder tocar la obra. Pero una conversación de medio minuto con Alu me convenció de seguir por la vía análoga.

Esta situación me recuerda una anécdota de la familia de mi papá, allá lejos y hace tiempo en Tandil, provincia de Buenos Aires. Mi abuela Estela, nacida en 1902, quedó viuda muy joven, a cargo de tres hijos. De procedencia muy humilde, hija de inmigrantes vasco franceses, sacó a la familia adelante gracias a una maquina de coser Singer que le regaló Evita. En una línea histórica que empieza en esa máquina de coser, mi papá pudo estudiar en la universidad y recibirse de contador. Tema para otro día.

Durante mi primera infancia visitábamos a mi abuela en Tandil. Su modesta casa, la misma que le había dado Evita, todavía en ese entonces no tenía baño. Tenían un cuartito en el jardín, parecido al baño de la familia Ingalls, sin agua corriente. Llenaban baldes de agua lluvia, previamente almacenados en un gran tanque, para mantenerlo aseado. No había ducha tampoco. Nos aseábamos en la pileta del galpón con baldes y una manguera.

Yayo

En un momento dado,  llegó el progreso y construyeron un baño dentro de la casa, con azulejos negros. El baño era tan lindo, que no lo querían usar para no ensuciarlo, sobre todo la ducha.  Recuerdo que en verano (y no tanto!), nos bañábamos en el patio a baldazo limpio para no ensuciar los azulejos.  ¡Nos encantaba! Me atrevo decir que era feliz ¡así nomás!

¡Perdón familia querida por usarlos de anécdota para explicar mis cosillas con la música y ventilar sus intimidades! Me acorde de esa historia hoy cuando hablaba con Alu y volvimos al mundo antiguo, conocido y amable de lo análogo, de los procesos visibles, donde una cosa está atrás de la otra y ocupan lugar, tiempo y volumen.


28 septiembre 2010

La máquina del tiempo 2

Cuando compongo, mientras me distraigo con pequeñeces (la armonía, el concepto, la forma, los materiales, etc.) lo más importante sucede por sí solo. Y vienen a mi mente frases típicas de almanaque chino y también de  John Cage (que está muy cerca del tono del almanaque) que dicen que cuando uno se enfoca en algo,  lo importante sucede por otro lado.

Estoy escribiendo “La máquina del tiempo” para piano, violín y trombón. El título podría remitirse a la maravillosa ciencia ficción de H.G. Wells, pero no. En este caso remite a la ciencia ficción cotidiana, aquella de los viajes en el tiempo al pasado personal a través de los objetos.


Mi pieza usa reproductores de casete típicos de mi infancia (década del 70). Los compro en  un sitio de segunda mano online en Holanda, a muy buen precio y con packaging original. Estos reproductores, además de música, nos rescatan cierta atmósfera y tipo de sonido.

https://www.marktplaats.nl/

De adolescente grababa música de casete a casete, usando dos grabadores enfrentados, al aire libre, en la cocina del departamento donde vivíamos. Uno reproducía y el otro grababa. Y toda la familia estaba en capilla, porque todos los ruidos entraban en la grabación.
Estas memorias son parte de la música que estoy escribiendo ahora: una arqueología personal de los sonidos, atados a las experiencias. Si bien el rewind en la vida no existe, nos quedan los recuerdos. Y también la música, esa maravillosa gran memoria del mundo.


19 septiembre 2010

Al Colón

The reflection itself is a wonder!
It encapsulates in itself some mystery of the universe.
As if reality split and turned away from itself
and got shut in as in prision, or
as thought it was laid to rest in the grave.
As though it no longer belonged to this world.
The impossibility of bringing together life and death is thus fulfilled.
Of having them together.
Of course, as part of an illusion or at play.
The feeling that we can touch eternity. Staying alive.


Let the Artists Die, Tadeusz Kantor.  (En español se tradujo como "Que revienten los artistas")

Cuando era adolescente mi mamá me llevó al teatro San Martín en Buenos Aires a ver una obra de Tadeusz Kantor. En mi infancia setentista el San Martín era uno de los íconos máximos de la cultura de excelencia, junto con  el Colón, teatro más importante de ópera en Argentina. Otros estandartes importantes de mi educación cultural fueron la colección de música clásica de todos los tiempos del "Selecciones del Reader's Digest" que gastamos con mis hermanas en el tocadiscos portátil Winko y la Enciclopedia Británica 1973, ojeada hasta el cansancio a falta de internet.
Sigo con mi relato. En el año 84 fuimos con mi mamá, como dos paracaidistas, a ver una obra de Tadeusz Kantor, quien estaba de gira por Buenos Aires. La obra era en polaco, sin traducción, ya que el texto no era muy importante porque se trataba de un teatro visual tipo operístico. La obra duraba como tres horas, tal vez más.
A las dos nos encantó. Ya habíamos decidido que nos iba a gustar antes de saber de qué se trataba. Pero nos gustó de verdad. Nos llamaba la atención la duración, el contacto con otro idioma y su lenguaje simbólico. Salimos emocionadas del teatro. ¡Un poco aburridas también!
Fue una experiencia profunda. Ese tipo de teatro tan abstracto estaba lejos del imaginario cultural de mi familia, aunque tal vez no tanto. Siempre encontré en mis padres esa cuota de curiosidad y de valoración por lo diferente, que abría mundos nuevos para las hijas. Aprendí de ellos no solo el amor por la cultura, sino la pasión por lo desconocido.
Ahora en Ámsterdam, en el medio de una larga noche de insomnio intermitente, me desperté soñando con Tadeusz Kantor. No recuerdo qué soñé. Redundantemente, el teatro de Kantor es el estereotipo de lo onírico, con sus paraguas y sus coros con sombreros negros de corte  expresionista. Hay un poco de Kantor en cada sueño.

Ahora, décadas después, Kantor me sigue fascinando. Me interesa su teatro visual y como plante la temática de los dobles. Desde la música, yo abordo el tema de los duplicados, con reproducciones de audio y con unísonos. Él en su teatro utiliza maniquíes en escena, que representan distintas instancias de una misma persona (¡otro tema que me fascina!) o personajes alegóricos.
Este texto fue escrito luego de una noche inquieta, llena de emociones, que ahora a la luz del día, con un mate en la mano, no han perdido su intensidad. Pienso en Kantor y en como esas influencias azarosas y profundas de la infancia empiezan a construir un mundo paralelo, con vida propia, dentro nuestro. Años después uno conecta el presente con el pasado que se creía olvidado.
Vamos, venimos, viajamos, nos olvidamos, nos despistamos y en un momento aparece ese recuerdo aislado atado a un mundo propio que estuvo gestándose mientras hacíamos otra cosa. Y damos cuenta de él un día cualquiera, mirando la tele o escuchando esa canción particular.


27 julio 2010

Droste

Droste es el boceto de una obra corta para cantante, tocadisco y grabador periodista.

La cantante dialoga con una grabación de un aria, canta arriba de ella y se graba en vivo, y canta arriba de lo grabado... En fin, es como la portada del envase del cacao holandés Droste: el dibujo adentro del dibujo, adentro del dibujo... Creo que la versión argentina es el aceite Cocinero... recuerdo de chica abismarme casi al borde del estrabismo, en el botellón de Cocinero que estaba sobre la mesa familiar; mientras, el mondongo se enfriaban en los platos Durax color ámbar.

Droste es un trabajo sobre el presente que encierra el pasado y el pasado del pasado, en fin, algo entre intelectual y un poco tonto, como me caracteriza. 

...

Vi en Buenos Aires una obra maravillosa de teatro, de Federico León, que se llama "Yo en el futuro", donde tres personajes en sus tres versiones simultáneas(niño jóven y viejo) se enfrentan a sus recuerdos en super 8, en una pantalla en escena  (en los recuerdos aparecen también las tres versiones de cada uno)... 

Droste de disciplinas.

17 mayo 2010

1. Wood, stones and leaves.

Conference about my music at the University of Berlin, May 27th, 2010. Part 1/3


I will initiate this talk with some excerpts from an interview I had during the Aleph Ensemble Forum for Young Composers, in 2004 in France(1).
“First, there is the material condition of music, which is represented by the physical laws of sound. Sound constitutes a material like stone, grass, water, a material with its own weight, color, speed. […] I have always been struck by the sensuality of sound. […]
Another aspect of my work consists of classifying sounds by criteria such as weight or color. I find a relationship between the expansion of the temporal line and the materiality of the sound: the temporal line is like an extension, a dilation of the material in time. In this way, you obtain a relationship between form and material.
It always fascinates me how to read the materials, how to deeply listen to them, understanding not only their wavelength but their intimate behavior, their inner truth. I think my ideas about music change throughout my life. But then I realize I have always had the same ideas. In fact, I recall similar ideas about things since I was eleven and I was not still a composer. I can remember the way I experienced the world.
...
When I was a kid, I used to go camping with my family during our summer holidays.
Together with my sisters, we liked building houses in the woods. Our initial task was to sketch the various rooms on the ground, drawing their perimeters with a wooden stick. Those areas would be supplied with occasional furniture and proper decoration, everything made with pieces of wood, leaves, and stones. Our designs were complex, including different floors, stairs, and imaginary artifacts.
Seen from the outside, it may have looked like three little girls playing with stones and sticks, drawing lines on the dusty earth. But for us, our house was as hard as cement. We were carefully walking through the doors withdrawn on the floor and never through the walls; we were climbing imaginary stairs to finally enjoy invisible lunch on a table crowned with a flower pot.
Composing is the same thing: it is about determining the materials, organizing them according to their particular properties to build imaginary spaces.
Sound and form are intimately intertwined. The physicality of sound expands in space and time. Some materials are fast, others are heavy. And certain sounds possess a remarkable complex structure that can be perceived as a whole composition in themselves.The classical tradition routes sound to musical instruments. From a contemporary perspective, we know the piano artifact can be perceived as many different pianos depending on the way it is used. In my music, there are, of course, differences between sounds coming from objects or from musical instruments, but there is no hierarchy. The orchestration priorities are decided upon the sound qualities.

In 2002 I initiated a project under the name “Música invisible/invisible music” based on the exploration of new sounds and techniques for solo instruments (2). My research didn't focus only on the technical aspect. I strongly believe that extending the instrumental skills brings unavoidably new ways of listening. A melody in 1/32 tone in the flute not only deals with micro-tonality but also defines a new listening context; a trumpet player submerging the instrument into a tin of water not only brings distorted sounds but also changes the theatrical role of the player in a concert. The catalog of physical curiosities is subordinated to a particular way of conceiving certain musical instruments, working in the abstract zone where the sounds lose their bound with tradition and become out of the radar. They become Música invisible.
This metaphor invites us to place our focus in a slightly unusual angle, focusing on those frequencies that we ordinarily don't see. We know that music is always invisible. But this metaphor encourages us to perceive something that doesn't exist: a small displacement that places our conception at a slightly different angle.

 

(1) Link to full interview Aleph Ensemble Forum for Young Composers, 2004 France (PDF).

(2) Link to "Música invisible"


02 abril 2010

The camping in my life

Todo el teatro de mi pieza Gespleten piano entra
en una caja que puede ser enviada por correo.

Cuando era chica íbamos de camping con mi familia. Éramos 6 en un Citroën 3cv amarillo huevo. Teníamos un carrito (un batán) detrás del auto donde guardamos todo: una carpa estructural con varias habitaciones, juego completo de cocina, ropero, mesa con sillas, juguetes, libros, etc.
Mi papá se vanagloriaba (con toda la razón del mundo) de poder hacer entrar ese supercastillo de lona en un carrito minúsculo. La pasábamos de maravillas en la playa, pero lo que más nos gustaba era encajar todo en el batán, como si fuera un juego de lógica y armar la carpa. Mi papá, sin saberlo, me estaba enseñando composición: por la lógica structural,  pero sobre todo por la economía de recursos.

Orquestación

Estoy preparando Gespleten piano para el concierto de Maastricht... Otros compositores afilan el lápiz, sacan el diapasón de su bolsita de terciopelo, y canturrean sus notas o sus enojos contra los músicos. A mí se me da diferente. Estoy preparando las instalaciones eléctricas para mi obra (sí, otra vez!) y el espejo. ¡Viva la música... y los grabadores! Todo muy camping. Me acuerdo cuando era más chica y hacía obras de teatro en las escuelas donde trabajaba y tenía a todo el mundo pintando escenografía hasta las dos de la mañana: los padres, mi familia, mis amigos. ¡Una experiencia increíble para todos!.

 


19 noviembre 2008

Ajedrez

Mi papá que es contador me enseño matemáticas y a jugar al ajedrez cuando tenía 5 años. Todavía me acuerdo del primer día que jugué al ajedrez con él y le gané. Creo que tenía paperas. Roberto todavía jura que no me dejó ganar - por supuesto que si!. Lo que entendí con el tiempo es que el no me estaba enseñando sólo las reglas del ajedrez, sino a amar el juego.