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Hay situaciones donde el lenguaje cotidiano no alcanza y se necesita recurrir al lenguaje metafórico. Esto pasa cuando una se enamora, cuando alguien se muere o en otro orden de cosas, cuando hay que explicar la música. Este texto habla precisamente de explicar la música con palabras, desde la génesis de la notación misma.
Escribí la "La máquina del tiempo" para trío de piano, trombón y violín para el ensamble 7090 de Ámsterdam. Es una obra larga, con bastante producción, ya que cuenta con grabaciones, objetos, acciones, y puesta en escena.
El montaje fue veloz, y las cosas se fueron montando unas sobre otras en el aire, hasta llegar pedaleando al instante mismo del concierto, donde se terminó de definir todo. Una línea veloz que comenzó un jueves y terminó un miércoles.
El ojo que escucha
El armado de la "La máquina del tiempo" fue rápido, 6 días y pum, escenario. Soy lenta, y como todo aquel que hace algo nuevo, no puedo explicar exactamente lo que estoy haciendo. Los ensayos me sumergen en un mar existencial pobladísimo, sacando y poniendo emociones y conclusiones en distintos compartimentos... y finalmente vaporizando todo con una sonrisa de afuera para adentro que bien aprendida del yoga la tengo... si, claro, la bemol.
"La máquina del tiempo" es una sucesión de diferentes "humores", estados de ánimo, atmósferas que en alemán se dice "Stimmung", palabra que no existe en otros idiomas. Una idea decimonónica que encuentro excelente para la música actual.
Antes del ensayo general, con la obra agarrada esbozada, y un sentimiento general de deriva, le dibuje a cada músico un papelito con los distintos "Stimmungen" de la pieza. Lo leyeron introspectivamente, casi sin comentarios. Fue bonito verlos leyendo mi papelito en silencio... las cosas importantes están hechas de cositas, ¿no?.
Construyendo lenguaje
Estoy escribiendo una música que no puedo explicar, pero la estoy haciendo. Es un teatro oblicuo, discreto, de pequeñas cosas que se cuelan y van rompiendo la continuidad. Un teatro melancólico pero con chistes para reírse "out loud". Un teatro musical existencial pero a la vez de barrio. Es imposible definir lo que se hace en medio de un proceso, que no puedo/no se puede verbalizar, pero que puedo transitar cómodamente. Me siento como pez en el agua. Todo lo que soy, mis intereses, mis busquedas funcionan en armonía.
Temperley mon amour
Encuentro mi música académica, seria e
intelectual, pero a la vez plagada de chistes y de levedad. ¿No es esa
una definición de la argentinidad? Me siento argentina hasta el caracú,
amigos. Sin tango ni boleadoras, la definición vendría más por el lado
de esa gran bataola familiar de domingo al mediodía, con reproches
existenciales y llantos del tipo "me arruinaste la vida" que se
pulverizan en un instante porque alguien hizo una broma... ¿Alguien
quería postre?
El oído que habla
El concierto salió maravilloso. La obra se armó y me gustó, también a la audiencia y a los músicos. Koen Kaptijn, el trombonista del ensamble, me sugirió agregarle a la partitura, de forma permanente, esos breves textos "a la Satie", que describen situaciones musicales con lenguaje poético. A pesar de su gran experiencia tocando música contemporánea, los encontró muy útiles, “ilustrativos”.
Encuentro la idea de los meta-textos es muy buena para la música contemporánea. Es un puente amable entre el compositor y el intérprete. Una indicación expresiva, desde el tradicinal "cantabile" hasta mi personal "dancing Beckett" que ayudan muchísimo en el armado de una obra nueva (el "dancing Beckett" es imbatible!).
Una partitura precisa, exacta, clara, con las indicaciones necesarias es la meta para una buena comunicación, por eso este debate sobre si agregar más indicaciones aún a las usuales del lenguaje contemporáneo, y en este caso, de índole "extra-musical". La respuesta es sí.
Nota a posteriori (14/10/2020).
Con respecto a los "Stimmungen" tuve una experiencia parecida con mi pieza de orquesta "Tissue". Bas Wieger (casualmente integrante del trio 7090) me sugirió que agregue indicaciones expresivas "a la Satie" en la partitura y sobre todo en las partes: "like a crazy clock", "mini solo" (para una nota sola de la flauta, importante en el conjunto), etc. Más del orden de lo literario, este tipo de indicaciones literarias funcionan increíblemente bien a nivel sonoro.