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29 septiembre 2008

Bloqueo

 La última vez que estuve en Bs As vi “Bloqueo”, de Rafael Spregelburd.  Es una obra que me hubiera gustado escribir yo. No por la música que usa en la obra, no por los textos, ni sus diálogos y personajes-siempre jugando con el cliché. Sino por su manejo de la forma, por el planteo de la temporalidad, por su discurso.  Me encuentro pensando que esas obras podrían ser música.


06 julio 2008

Para Elena

1. De los estereotipos:
Mi argentinidad tiene dos debates completamente diferentes, un debate interno ante los ojos de quienes comparten la misma cultura; otro puertas afuera, ante los ojos de los otros. En algún punto se cruzan.
Yo creo que en Argentina el tema de los estereotipos es muy fuerte: no sólo los estereotipos europeos, sino los estereotipos internos. Es curioso ver como la cultura argentina (y sobre todo hablo de Buenos Aires) es mucho más europea que la misma Europa. El problema de estos auto-estereotipos tan rígidos es el dogmatismo. Se trabaja desde el dogma y no hay espacio para la experimentación profunda, siempre hay una mirada atrás que dice lo que hay que hacer y en un momento esa mirada se vuelve interna. Uno lo nota sobre todo cuando deja el país.
2. De los nacionalismos
Encuentro que los músicos de mi país no hemos podido encontrar una manera propia de hacer música (siempre hablo de música académica) recogiendo múltiples influencias y sintetizándolas en algo diferente, propio y personal, como ocurrió en los Estados Unidos por ejemplo, con compositores tan disímiles entre sí como Feldman, Cage, Partch, Ives, etc, etc, que originaron una nueva discursividad.
Esta discursividad propia ha sido creada en la Argentina en otras disciplinas como el cine, el teatro, las artes plásticas y sobre todo la literatura, que ha sabido dar cuenta de todo este racimo de influencias para generar un nuevo lenguaje que es a la vez local y universal: un lenguaje sin traumas. Con la música académica no sucede. No es ni lo nativo, ni lo europeo, es algo nuevo que en mi perspectiva todavía no está hecho.
3. De los pasaportes
Yo me siento siempre extraña cuando soy caratulada de compositora argentina. En Holanda ser argentina responde a un estereotipo. En un movimiento doble, primero hay que romper la expectativa, y luego mostrar lo que uno hace. En Argentina ser argentina también responde a un estereotipo. Primero hay que romper la expectativa, y luego mostrar lo que uno hace. No hay escapatoria, parece.
Definir el momento histórico y vivirlo o crearlo a la vez es una contradicción. Igual la discusión siempre aporta. Seguiré aportando confusión al tema, como corresponde.

 Nota a posteriori (15-12-20)

El tema de la definición de lo nacional ha cambiado muchísimo en los últimos años con la globalización acelerada, intensificado sobre todo en este año de la pandemia. Pienso en mapas de mundo que no tienen que ver necesariamente con países sino con otros aspectos, como niveles de educación, intereses, ideología. La polarización y fragmentación del mundo contemporáneo es un fenómeno que más allá de los matices regionales de color, tiene características parecidas en todas partes del mundo, con distintos niveles de intensidad. Me imagino mapas sobre mapas. Los mapas de los pobres, los mapas de las mujeres, los mapas de las personas educadas, los mapas de los fundamentalismos religiosos e ideológicos. Lo geográfico es cada vez más débil. Lo cultural también. Sobre todo en la música académica donde ya casi no cepa de origen.


Lo atamos con alambre

 Ayer hubo un concierto dedicado a la música argentina en Berlín con obras de Ana María Rodríguez, Gabriel Paiuk, Gabriel Brncic, Laura Andel y yo.
Las condiciones de producción fueron terribles. Yo tuve dos ensayos de sólo dos horas para armar una pieza con elementos teatrales, desplazamientos en escena, luces que se prenden y apagan, etc. Todos estuvimos en las mismas.
Terminé de hacer las conexiones eléctricas de las lámparas (que encontré en el lugar ya que la noche anterior al concierto, de casualidad, me enteré que no iba a tener spots) dos horas antes del concierto, con la ayuda de Gabriel Brnicic, armando los enchufes con una tijera...¡ni destornillador teníamos! ¡En Berlín, pero como en casa!
Todo era para desastre, pero algo lindo sucedió. En un momento había pensado en cancelar la pieza, pero me pareció injusto tener ese arranque de divismo cuando todos estábamos en la misma situación. A remar.
Lo lindo de la experiencia fue que hubo un espíritu de grupo muy lindo, una muy buena actitud entre los compositores para sobrellevar el mal trago y resolver problemas en el momento con buena predisposición.
El concierto salió bien. Las obras leíduchas, algunas resistieron la falta de ensayo más que otras, pero el resultado fue decente, y la onda general linda. Gajes del oficio.

Gabriel Brncic, Ana María Rodriguez y yo de electricistas.

Pasaportes

Creo que el tema de las nacionalidades es siempre algo que divide más que une. Siempre este tipo de conversaciones sobre procedencia crean diferencias y encasillan más a la gente en los propios estereotipos. Por lo general los nacionalismos no siempre sacan afuera lo mejor de la gente, sino lo más conservador y reaccionario. Esto se aplica también a la música. Y la mayoría de la gente habla sólo conociendo su pequeña parte. Para los europeos Latinoamérica es una abstracción, porque la mayoría nunca ha estado ahí, o han estado de vacaciones. Para mi misma Latinoamérica es una abstracción, ya que cada país es muy diferente. Además cuando se habla de nacionalidades la problemática de la música es dejada de lado rápidamente, y se habla en términos muuuuy generales: música popular, vanguardias europeas (¡!), centro, periferia (de que????). Todo muy cliché.
Yo no elegí nacer donde nací, ni ser mujer. No es mi merito. Me gustaría hablar de las cosas que yo sí elegí (me estoy volviendo cada vez más hippie).

03 julio 2008

Cha cHa chA

La nube canta la canción patria argentina
"Aurora" dedicada a la bandera.
Estoy participando en una semana de Musica Latinoamericana en Berlin, con multiples conciertos, charlas y debates sobre la música de diversos países de Latinoamerica.
http://www.berlin-buehnen.de/-/spielplan/3618465
El debate sobre la música latinoamericana no me interesa. Lo encuentro totalmente desactualizado y en general se trata de música “cross over” que es una pequeña parte de la música que se hace en los países. Las conversaciones se refieren a la procedencia geográfica de los compositores, que hablan como embajadores “en representación de su país” pero se habla muy poco en términos estéticos, es decir de lenguaje musical, de obras, de ideas. Los compositores que eligieron trabajar en términos más abstractos no existen. Los cubanos, a la salsa, los brasileños a la bossa nova, los argentinos al tango!
Lo peor son los propios compositores latinoamericanos que se encasillan en estos clichés y estereotipos europeos y bailan la música que les ponen.
Cuando hablan de música argentina y los citan a Ginastera y a Piazolla como sus representantes, yo recuerdo esta bonita canción de Federico Peralta Ramos…

SOY UN PEDAZO DE ATMÓSFERA

Habitantes de éste sistema solar
Hoy les voy a cantar una canción
Que se llama
“SOY UN PEDAZO DE ATMÓSFERA”

Soy un pedazo de atmósfera
Soy un pedazo de atmósfera
(ruido raspado de respiración de oso)
A veces he creído ser un oso
Hay gente que no son seres humanos
Ella es una mariposa
Él es un camión
Pero yo soy un pedazo TAMAÑO de atmósfera.

Soy un pedazo de atmósfera
Soy un pedazo de atmósfera
Ando a una distancia masomenos del suelo
No tengo velocidad
Soy amigo del viento y de los semáforos
Pero lo mejor de mi estado es que
Envolví al planeta tierra
Y se movió a un costado.

Soy un pedazo de atmósfera
Soy un pedazo de atmósfera
(ruido rasposo de oso goloso)
Oí una cosa che!,
YO no soy un robot

Soy un pedazo de atmósfera
Soy un pedazo de atmósfera
(ruiditos)
Me quiero ir cada vez más al sur
No le tengo miedo a la policía
Porque soy un pedazo de atmósfera

Soy un pedazo de atmósfera
Soy un pedazo de atmósfera
(ruidillos)
Voy para cualquier lado
No tengo velocidad
Me meto con facilidad entre los sólidos
Y los envuelvo

Soy un pedazo de atmósfera
Soy un pedazo de atmósfera
No se a qué me dedico
Me basta ser en el mundo

Soy un pedazo de atmósfera
Soy un pedazo de atmósfera
(ruidos)
Mozo por favor un sifón
Tráigame un vaso con hielo
Y una rodaja de limón.

Manda chico

Soy un pedazo de atmósfera
Soy un pedazo de atmósfera
(ruidos)
Seguirán pasando cosas
Y yo seguiré siendo
Un PEDAZO TAMAÑO DE ATMÓSFERA
Hasta luego.

23 marzo 2008

Con la suspensión…

Avecillas sonoras que cantáis al sol Requiebros y amores con dulce primor, Parad, tened, parad el curso veloz, Porque esta dormido mi lindo Amor No me lo desveléis, no, ni le recordéis, no. Arrúllad, avecillas, con la suspensión.

Juan de Araujo


Música temprana, el grupo de Adrián Rodriguez van der Spoel presentó su disco “Avecillas sonoras” en el MG de Amsterdam. Se escucharon obras del barroco latinoamericano, principalmente de factura más clásica pero también una amplia gama de obras de índole más popular.

El concierto fue un placer, una fiesta de música “quasi clásica”, esa cosa traspolada que es el barroco traído por las misiones a América, donde se mezclan el filtro de la distancia y la extrañeza cultural, con las visiones de la música de los originarios de América.
Ese “entre medio” fue el tono del concierto. Ese entre dos mundos, lo nuevo y lo viejo, Europa y América, lo profesional y lo artesanal, lo clásico y lo popular. Toda la noche la música fue fluctuando como un péndulo entre polos distintos, quedándose por lo general en el medio, en suspensión, como dice la canción “Avecillas sonoras”.
Es interesante ver lo que pasa con esta traspolación Europea no sólo a otro continente sino a una cultura totalmente distinta. Hay algo que se pierde y algo que se gana en la transmutación del barroco descendido de los barcos. Las obras son en general un sutil cúmulo de rarezas formales, métricas, expresivas, instrumentales. Todo tiene una vuelta de más o de menos. Las frases son un compás mas largo, o más corto, como “Dime Pedro” o “Jesús Jesús”, o los acentos están cruzados dónde el 3/4 juega con el 6/8 - base de nuestro folklore-, o las mezclas instrumentales son eclécticas, cuando por ejemplo la guitarra barroca acompaña al órgano con un rasguido en un ejercicio de estilo a dos voces. Esta rara mezcla de elementos le da a la música mucha frescura y autenticidad.
Me parece que el tono que Adrián encuentra para la interpretación de esta música, ese “entre medio”, es lo más atrayente de su trabajo. Es muy interesante esa total espontaneidad para entrar y salir de los categorías, de lo clásico a lo popular, del rasguido al contrapunto de escuela, de la canción virtuosa a la balada expresiva, de la viola da gamba al bombo legüero, del canto impostado a la voz de peña folklórica. Es una música entre géneros, en suspensión .
La música académica argentina nunca ha sido muy flexible en relación a los géneros populares. Este me parece un lindo ejemplo de comunión de géneros.
boomp3.com


http://www.musicatemprana.com

02 marzo 2008

Nada te debo

“¿Qué es la Argentina? ¿Es una masa que todavía no ha llegado a ser pastel, es sencillamente algo que no tiene forma definitiva, o bien es una protesta contra la mecanización del espíritu, un gesto de desgano e indiferencia frente a un hombre que se aleja de sí mismo, o frente una acumulación demasiado automática, o frente una inteligencia demasiado inteligente, o a una belleza demasiado bella, o a una moralidad demasiado moral?" En este clima, en esta constelación podría surgir una verdadera protesta contra Europa, si …, si la blandura encontrase un método para hacerse dura…,si la indefinición pudiera convertirse en un programa, o sea, en una definición.

Witold Gombrowicz - Diarios

Pensar qué es la música argentina es una pregunta casi cotidiana de un compositor, sobre todo viviendo en el extranjero. Una pregunta que intenta definir lo individual con la pertenencia a un grupo difícil de definir.

Mi hipótesis es que con la música argentina no pasa nada de nada, y que no va a pasar por mucho tiempo. Ésta es una cuestión que no se dirime con individualidades mas o menos brillantes, sino en términos de proyecto de país.

Esta pregunta de Gombrowicz es vieja, es la misma pregunta de la música argentina desde siempre, pero a medida que pasa el tiempo cobra más actualidad y carga mucha mas tristeza.

Si hay algo que define a la música clásica argentina es que la argentina es un país expulsivo, que no genera las condiciones mínimas para cuidar a sus artistas. Un país que confiado eternamente en la “chispa perpetua” cree que no tiene que hacer nada para proteger su acervo.

Argentina, junto con toda América, es joven porque muere joven. Pero su juventud es también, a pesar de todo, ineficaz. W.G

La música clásica en términos de producción es un genero si se quiere decadente. A diferencia de la literatura por ejemplo, necesita de un corpus sofisticado para existir: ensambles, sistema de conciertos y sobre todo becas y subsidios con continuidad para que los músicos puedan desarrollar su lenguaje (tener tiempo para estudiar y dinero para pagar las clases). Este circuito es totalmente burgués, caro, suntuario, pero lamentablemente indispensable. Estas becas y subsidios no pueden ser reemplazadas por becas desde exterior que ayudan al artista pero a la vez atomizan a las sucesivas generaciones

Por eso los compositores argentinos sufrimos todos las condiciones del abandono. No hay bibliotecas, no hay edición de partituras, no hay grabaciones, no hay ensambles subvencionados… La actividad musical es diletante y depende de la buena voluntad de los compositores y de los intérpretes bienintencionados.
Ir a México, por ejemplo, nos enfrenta con una realidad distinta en ese sentido: los museos tienen bibliotecas increíbles con revistas, grabaciones de música contemporánea de compositores reconocidos como Julio Estrada y Mario Lavista, pero también de compositores que no han alanzado los cuarenta. A manera de ejemplo, el cuarteto Arditti hizo un proyecto en México similar al que el CEAMC hizo en Argentina en el año 2000 y las obras de los mexicanos están grabadas por un sello y el CD se puede comprar en las disquerías.
Los conservatorios de Holanda están plagados de estudiantes de composición mexicanos con becas de su país – no sólo estudiantes de composición sino de cualquier instrumento-. Es el país latinoamericano con más presencia en Europa. La mayoría de los argentinos que viven en Europa tienen (tenemos) esa “beca” que es algún pasaporte europeo, recibido en la lotería de la inmigración.
Personalmente tuve una beca de Antorchas por dos años para estudiar en Ámsterdam. las condiciones de la beca fueron impecables y el haberla obtenido una gran suerte. Pero sé que es una excepción de una fundación que además ya no existe.
La sensación es que mas allá de las iniciativas individuales, que son en realidad casi todas en la Argentina, para que se pueda hablar de la música académica de un país, se debe pensar en un proyecto colectivo y a largo plazo.

“Poseemos aquí buena materia prima, aunque todavía no nos podemos permitir productos acabados”. W.G

¿Todavía? Me siento una planta de soja. Incluso los compositores más antisistema –pienso en Cage, Feldman, Partch por ejemplo- son asimilados, si se quiere fagocitados por el sistema y le es dada una entidad. No es lo mismo ser un vagabundo en Lanús y hacer música con objetos encontrados que en Estados Unidos. Y no hablo del valor de las propuestas- ni aquí ni en todo el artículo- sino del cuidado de una sociedad para sus propias cosas. Tampoco hablo de los mecanismos de producción con respecto a los medios de producción (cuántas aclaraciones!).

El mensaje de este texto es bastante triste. Veo la música clásica en general un arte maravilloso en términos de abstracción de lenguaje, que paradójicamente necesita de mecanismos de producción conservadores y decadentes. ¿Será que la música clásica contemporánea será sólo manifestación de las grandes potencias? Así lo parece. Escribir una obra para una orquesta argentina viniendo, por ejemplo, del conurbano bonaerense parece como construir un cohete que va a la luna con latas de tomates.PD- Lindo tema para otro post es porqué en Holanda tampoco pasa nada de nada y el inmenso y obsoleto apoyo del estado para la música contemporánea la termina convirtiendo en entretenimiento.

Continuará...

 


02 agosto 2007

Musas


Patricia Hein cantando dentro del cello en mi obra El libro de los gestos

Me invitaron a las V Jornadas de Música Contemporánea en la Universidad del Litoral, Santa Fe, Argentina. El ensamble Musas dirigido por Jorge Diego Vázquez me comisionó una obra.
Musas es un ensamble de mujeres, todas estudiantes de la Universidad del Litoral. Algunas de ellas, hace muy poco que estudian su instrumento y están aprendiendo las técnicas clásicas y contemporáneas a la misma vez. Muchas veces conocen las técnicas contemporáneas antes que las clásicas. El repertorio del ensamble es mayormente música argentina contemporánea, y muchas obras les son compuestas especialmente.
Trabajar con estas músicas es una experiencia muy creativa. Todas tienen una curiosidad infinita y son capaces, por ejemplo, de probar diferentes posibilidades del arco en la cuerda del cello para medir la gradación de ruido por horas (¡horas significa horas!). Aman sin duda la música contemporánea. El director del ensamble, Jorge Diego Vázquez, esta haciendo una obra maravillosa, porque no solo abre el mundo de las técnicas de la música contemporánea para estas intérpretes, sino que les contagia un gran entusiasmo por aprender la música que se hace ahora.
Trabajar con ellas es para mi lo que creo que es hacer música: un proceso creativo profundo, de búsqueda, de riesgo, pero sobre todo de intensa alegría.

Ensamble Musas: director musical : Jorge Diego Vázquez; directora artística : María Misael Gauchat; integrantes: Natalia Carelli, flauta; Ivana Papini, clarinete; Iliana Muzzio, saxo alto; Viviana Dupertuis, violín; Patricia Hein, violoncello; Maria Misael Gauchat, percusión; Alejandra Bontempi y Mariana Pretto, pianos y teclados.

Nota a posteriori: (1-9-20)
Pienso el trabajo de Musas con perspectiva de género, y lo importante que son todos estos emprendimientos que visibilizan a las mujeres. Un ensamble de mujeres es todavía una rareza o algo a ser definido, cuando muchísimos ensambles constituidos sólo por hombres no llaman la atención de nadie en cuestión de género. Muy linda la visión de Jorge Diego Vázquez allá entonces.
En ese momento el nombre Musas no me llamó especialmente la atención. Ahora con cierta distancia, veo que las mujeres nos hemos bajado de la categoría de musas (palabra que no existe en masculino … ¿musos?) para entrar al ruedo. Hay cosas que han cambiado velozmente en poco tiempo. Lo celebro.


05 abril 2007

La Panaderia de Eduardo Kusnir

 Vista parcial del Laboratorio de Música Electrónica en los años 68, 69 y 70


Fuera de lo que no es propiamente humano, no hay nada cómico.
Henry Bergson, La risa

La panadería (1970) del compositor argentino Eduardo Kusnir, es en mi escucha una obra teatral, donde cada elemento se correspondería a una dramaturgia imaginaria. En este juego de escucha ampliada, cada sonido representaría un personaje que se mueve en el espacio acústico a manera de escenografía.
Cada sonido/personaje tiene rasgos definidos e interactúa con otros sonidos estableciendo situaciones que podríamos llamar narrativas. Estos sonidos comparten un espacio que se puede visualizar, siguiendo sus trayectorias e imaginándolos nuevamente en su partitura gráfica, punto de partida de esta obra.
En este juego de dramaturgias me imagino que uno de los sonidos es Stockhausen, otro Pierre Schaeffer, y otro Kröpfel, tres personajes electrizados que están conversando sobre música concreta, filtros y bandas de frecuencia. El espacio acústico, concebido esta vez como escenografía, podría ser un laboratorio de música electrónica de los 70, lleno de osciladores, inmensas computadoras cables, y alarmas. ¡Que nostalgia!
La construcción de la forma en La panadería comprende un universo totalmente restricto, donde cada elemento cumple funciones específicas. El trabajo con el material está totalmente cuidado y nada parece librado al azar: la espontaneidad y la frescura de esta obra están basadas en un trabajo meticuloso, partitura previa mediante. La panadería es una obra bella, de sonidos imaginativos, meticulosamente trabajados. La pieza es una profusión de citas: citas de tango, de voces conocidas, y también citas del género electrónico.
Es interesante comparar otras obras del mismo periodo con La panadería y encontrar elementos auto referenciales al género electrónico y al estilo de la época. Kusnir manipula el sonido en términos del propio género y lo vuelve a la vez una crítica desde adentro a la música electrónica desde su propio universo musical.
La panadería es una obra clave en la música electrónica de los años 70, que no ha perdido validez. Al contrario, se le agrega ahora un elemento retro que la potencia.
Un canto eléctrico a la imaginación.