1. De los estereotipos:
Mi argentinidad tiene dos debates completamente diferentes, un debate interno ante los ojos de quienes comparten la misma cultura; otro puertas afuera, ante los ojos de los otros. En algún punto se cruzan.
Yo creo que en Argentina el tema de los estereotipos es muy fuerte: no sólo los estereotipos europeos, sino los estereotipos internos. Es curioso ver como la cultura argentina (y sobre todo hablo de Buenos Aires) es mucho más europea que la misma Europa. El problema de estos auto-estereotipos tan rígidos es el dogmatismo. Se trabaja desde el dogma y no hay espacio para la experimentación profunda, siempre hay una mirada atrás que dice lo que hay que hacer y en un momento esa mirada se vuelve interna. Uno lo nota sobre todo cuando deja el país.
2. De los nacionalismos
Encuentro que los músicos de mi país no hemos podido encontrar una manera propia de hacer música (siempre hablo de música académica) recogiendo múltiples influencias y sintetizándolas en algo diferente, propio y personal, como ocurrió en los Estados Unidos por ejemplo, con compositores tan disímiles entre sí como Feldman, Cage, Partch, Ives, etc, etc, que originaron una nueva discursividad.
Esta discursividad propia ha sido creada en la Argentina en otras disciplinas como el cine, el teatro, las artes plásticas y sobre todo la literatura, que ha sabido dar cuenta de todo este racimo de influencias para generar un nuevo lenguaje que es a la vez local y universal: un lenguaje sin traumas. Con la música académica no sucede. No es ni lo nativo, ni lo europeo, es algo nuevo que en mi perspectiva todavía no está hecho.
3. De los pasaportes
Yo me siento siempre extraña cuando soy caratulada de compositora argentina. En Holanda ser argentina responde a un estereotipo. En un movimiento doble, primero hay que romper la expectativa, y luego mostrar lo que uno hace. En Argentina ser argentina también responde a un estereotipo. Primero hay que romper la expectativa, y luego mostrar lo que uno hace. No hay escapatoria, parece.
Definir el momento histórico y vivirlo o crearlo a la vez es una contradicción. Igual la discusión siempre aporta. Seguiré aportando confusión al tema, como corresponde.
Nota a posteriori (15-12-20)
El tema de la definición de lo nacional ha cambiado muchísimo en los últimos años con la globalización acelerada, intensificado sobre todo en este año de la pandemia. Pienso en mapas de mundo que no tienen que ver necesariamente con países sino con otros aspectos, como niveles de educación, intereses, ideología. La polarización y fragmentación del mundo contemporáneo es un fenómeno que más allá de los matices regionales de color, tiene características parecidas en todas partes del mundo, con distintos niveles de intensidad. Me imagino mapas sobre mapas. Los mapas de los pobres, los mapas de las mujeres, los mapas de las personas educadas, los mapas de los fundamentalismos religiosos e ideológicos. Lo geográfico es cada vez más débil. Lo cultural también. Sobre todo en la música académica donde ya casi no cepa de origen.