10 noviembre 2008

Las buenas maneras

Trabajar con los diseños de otro no es una tarea del compositor sino del artesano que construye una silla, que figurativamente, ya existía antes de ser fabricada. El nuevo objeto es una manigestación del concepto silla. No hay sorpresa y nadie se cae.
Con la música de escuela pasa lo mismo. Las obras son reproducciones de ideas de otra gente que ya existían en el mundo antes de ser “reinventadas” por el aprendiz. Sea  quien sea el original: Cage, Lachenmann, Vivier , Gandini, el artesano nos muestra su oficio, una palabra bastante común en la práctica musical, generalmente (a mi pesar) con signo positivo.
Yo creo que las obras nuevas deben medirse en el terreno de reformular o reinventar el lenguaje musical: trabajar desde el concepto mismo de diseño y no de la reproducción, encontrando en el camino la voz propia. Una voz que ni siquiera sea nueva ni original, pero particular y propia.