Girones del pasado |
Posiblemente sea gente de la década del 70 en un pueblo del sur de Holanda, cerca de Nijmegen, lugar donde encontré estas fotos. Posiblemente necesitaran documentar las refacciones de la casa por alguna razón, sucesión, venta. Lo que me resulta interesante es el formato de diapositiva para algo tan desangelado. La diapositiva siempre ha sido un lujo que conlleva el ritual de la proyección en una sala oscura e implica cierta magia.
Algunas de las grabaciones de audio que uso para la cinta de I love you son también encontradas, no en un mercado de pulgas sino en internet. Uno de los audios encontrados, le da el título a esta obra. Es una grabación de un chico componiendo una canción de amor en inglés: I love you. El artista canta, prueba acordes y escribe la letra en un papel; carraspea, repite y avanza en la composición.
Ready-made |
En mi I love you, el guitarrista en vivo dialoga con la cinta grabada. Yayo, mi guitarrista, resultó ser un cantante romántico muy carismático. Una versión actual más adulta, del chico joven de la grabación. En I love you, el tiempo es rugoso, iterado; va y vuelve entre el joven componiendo la canción y este ahora hombre adulto que toca fragmentos de esa misma canción que ahora es un recuerdo.
Las diapositivas proyectan en escena los ambientes de la casa creando una escenografía para los dos músicos de esta obra, un hombre y una mujer, o con lo que cada intérprete se identifique. Ellos habitan estos espacios en ruinas o en refacción: espacios a construir, como la composición de la canción, o espacios en ruinas, como el recuerdo de la música ue ya fué.
Imposible decir si I love you es un comienzo o un final, si es el pasado o el presente. Esa es la cualidad de la música, de toda la música en general, mezclando el tiempo en un acto de percepción que conjuga el presente y la memoria en un mismo instante.
Detalle de la partitura - diseño del espacio |