17 enero 2009

Tocadiscos

El año pasado fue un año de muchas transformaciones bastante importantes en mi vida. Son esos años un poco “pivote” donde se enrosca un poco más de lo habitual la línea de la vida. Con respecto a lo profesional, coincidió con un cierto tiempo de vivir fuera de mi país -seis años- suficiente como para empezar a desinflar las fantasías que traía y chequear la realidad musical europea.
He escrito algunas cosas al respecto anteriormente, pero en principio, podría resumir mi situación como una gran desilusión de la escena profesional europea en general, holandesa en particular y una renovación de los votos con la música en una perspectiva nueva y diferente. Doloroso, difícil y saludable.
También he escrito antes sobre algunas cuestiones extra musicales que me han dado una visión más holística de la música, en realidad de la vida en general, como la disciplina del yoga y la alimentación macrobiótica.
En el momento que mis expectativas están claramente (y sinceramente) en otro lado menos carrera-wise, las oportunidades se precipitan. Responde a la filosofía temible de los chinos que dice “cuidado con lo que deseas porque se te cumplirá” o tal vez siga una interpretación más psicoanalítica del tipo histérica, que dice que cuando uno ya no quiere, las cosas suceden.
Me empezaron a llover propuestas del cielo, oportunidades que hace un par de años me hubieran hecho saltar en una pata y ahora me producen perplejidad (mi primer pensamiento siempre es… me gustaría hacerlo pero espero que no tenga que faltar a yoga…). Yo sólo quería cocinar y escribir música. Y disfrutar los parlantes nuevos que me compré. Cosas de la vida.
Hay una lectura más pragmática y es que lleva mucho tiempo construir un algo desde cero en el exilio. Dicen las estadísticas casuales de los comentarios de los amigos, que desde la nada uno tarda más o menos 10 años en armar algo nuevo, y tal vez esta interpretación sea más exacta que la filosofía china de los propósitos o la lectura psicoanalítica de lo resbaloso del deseo. Nuestra cabeza es un vinilo que gira a 45rpm y el mundo a 33rpm.