“Y el espacio de las semejanzas inmediatas se convierte en un gran libro abierto; está plagado de grafismos; todo a lo largo de la página se ven figuras extrañas que se entrecruzan y, a veces, se repiten. Lo único que hay que hacer es descifrarlas"
Michel Foucault
Pienso en este libro del mundo plagado de grafismos como una partitura a ser descifrada. El mundo es entonces un mundo sonoro, de un lenguaje rumoroso pero no de palabras sino de sonidos musicales. Un lenguaje donde lo descifrado es tan elíptico como la grafía que los representa.
El espejo opaco del sonido y su representación escrita abre la perspectiva de las múltiples versiones posibles.
La música no se puede escribir más que imprecisamente Y es esa brecha entre el mundo del sonido y la representación inacabada de la partitura lo que mejor representa la condición abstracta de la música.
Su debilidad es su fortaleza.
“Pero, dado que hay una ranura entre las similitudes que forman grafismos y las que forman discursos, el saber y su labor infinita reciben allí el espacio que les es propio: tienen que surcar esta distancia yendo, por un zigzagueo indefinido, de lo semejante a lo que le es semejante.”
Michel Foucault