“La vida se nos presenta como una evolución en el tiempo y como una combinación en el espacio. Considerada en el tiempo, es el progreso continuo de un ser que esta envejeciendo sin cesar, es decir que nunca vuelve atrás ni se repite”.
Henry Bergson, La risa
El concepto de repetición forma parte de la naturaleza misma de la música. La repetición trae ineludiblemente el concepto de variación, como dos aspectos complementarios de una misma idea. Un sonido repetido jamás es igual a los otros, como podemos ver en “Éphémère” de Mathias Sphalinger. En una sección de esta obra para ensamble, la pieza se detiene en un solo de redoblante que consiste en la ejecución de golpes sucesivos y regulares de un mismo sonido durante tres minutos. El redoblante con su bordona ofrece mini variaciones complejas en la estructura íntima de cada sonido, haciendo imposible (o todavía más imposible) la repetición exacta, ofreciendo, valga la paradoja, una "repetición inexacta" . La serie de golpes sugiere lo idéntico y lo diferente a la vez, ya que la repetición en su mismo estamento, enuncia a la vez su existencia y su propia imposibilidad. La pieza crea la fantasía de una repetición que es imposible. Me gusta pensar que el resto de “Éphémère” es una excusa para el momento del solo de tambor, un marco (teórico, ja ja!) para esos largos minutos de inmovilidad.
Nota a posteriori (13/12/20): En el año 2014 tuve la oportunidad de escuchar esta obra en vivo por el ensamble Musikfabrik en un concierto privado para la comunidad científica en la Akademie der Wissenschaften und der Künste, en Düsseldorf. En el medio del emblemático solo de tambor, una científica grita desde la platea: "Suficiente". No decía Basta! sino Ya entendimos!. Ante las risas de la platea (mayormente científicos) y los mismos músicos del ensamble. Un acto divertido y, creo, elogioso, a la idea de la obra, con una crítica no a su enunciado sino a su exceso de retórica. Humor alemán.
Ilustración: azulejos chinos pintados a mano en el piso de la sinagoga Paradesi en Kochi, India. No hay dos azulejos iguales (foto mía).