La estupidez es una de las cosas más difíciles de aprehender. Tal vez sea una tarea imposible. Si bien nos rodea profusamente, hay que sobrepasar altas defensas y protecciones personales para poder mínimamente verla. Y cuando creemos que llegamos a estar en contacto con ella, nos armamos inmediatamente una nueva narrativa donde esa estupidez se convierte en algo interesante. La estupidez es evasiva y siempre se termina disfrazando de inteligencia para escapar.