07 julio 2015

Los pobres

 Vikingo es una película de José Campusano. Rescata en su película una franja social que no se ve en el cine, la rica cultura de las clases desposeídas. No tengo manera de hablar de esto. Lo mejor sería no decir nada. Cualquier comentario, sobre todo elogioso, será necesariamente clasista. Estas son las propias palabras de José Campusano a raíz de otra de sus películas, El perro Molina:

Los diálogos que escribí para la película los he escuchado yo, no me los contaron. Y los he escuchado repetidamente. Entonces creo que los instalo con derecho. Trato de crear personajes creíbles y evitar la impostación. Lo que la vida nos ofrece ya es por demás generoso. Y también es imbatible porque es verdadero. Es cuestión de parar la oreja. La gente del delito no habla como suponen muchos. Hablan con propiedad, con agilidad y con autoridad porque aprendieron a moverse en situaciones límite, no son personas comunes y corrientes. Tienen una destreza porque la vida se les va en la aplicación de esa destreza. El tema es que estas historias han sido contadas siempre por pequeñas elites que viven en las grandes ciudades. Esas elites se han adueñado de todos los canales de expresión: la radio, la televisión, el cine... Y no conocen los periplos existenciales que se dan en los sectores periféricos, sólo los aluden desde lejos, con una actitud conmiserativa y estigmatizante. Han conformado estereotipos risibles de la gente del conurbano. Cuando se muestra a alguien sin ningún grado de complejidad, se lo está despreciando. Suelen aparecer muchos personajes minimalistas, contemplativos, ¡parece que estuvieran sedados! Pero esa introspección es falsa, es la única manera que encuentran de ponerlos en una historia porque no los pueden abarcar como seres complejos.

¿No será entonces la clase media la que está sedada, la que mantiene el status quo, la que maneja sus productos culturales en un círculo inocuo, minimalista y contemplativo?
Muchas veces tengo muchas ganas de escapar. Estudiar abogacía, o economía y hacer algo de verdad que ayude a mejorar las cosas. Después vuelvo a mi amor, la música y no sé si es importante, pero quiero creer que sí.

[La gente del delito... ]

Hablan con propiedad, con agilidad y con autoridad porque aprendieron a moverse en situaciones límite, no son personas comunes y corrientes. Tienen una destreza porque la vida se les va en la aplicación de esa destreza.

Una vida que puede darse por una causa es una vida que se tiene. Siempre me ha parecido que si no podemos dar la vida por lo que queremos es porque nuestra vida no nos pertenece completamente.