Estoy planteando para la nueva versión de Zand con clarinete y objetos una música literalmente concreta: una música para tocar, manipular.
La electrónica clásica -ruido blanco, voces, frecuencias sinusoidales- se hace esta vez en casa con radios, una melódica, granos trasvasados, cuchicheos. Juego a ser Stockhausen en la cocina: la clásica batería de ollas, se convierte en mi estudio análogo-electrónico.
Y si, alguien dijo: no lo hagan en sus casas.