Sacar un tornillo con la mano es complicado. Un destornillador vuelve la operación
quasi mágica. Son esas pequeñas llaves cotidianas que encontramos en forma de herramientas las que nos hacen el mundo accesible.
Ahora sentirse mágico y poderoso por sacar un tornillo con un destornillador es como ser un superhéroe prestado.
Lo mismo con la música. La técnica es fantástica, imprescindible (no entiendo a los compositores que intentan sacar tornillos con las manos) y está
quasi inventada. Pero claro, ya se sabe, las herramientas nada nos dicen del mundo que queremos construir.