31 mayo 2010

Alemania

bandera alemana para colorear como más te guste

La Alemania que veía (y amaba)  desde la Argentina es mucho más interesante que la que me encuentro en la realidad. Encuentro a la Alemania real un país dogmático, donde todo intenta ser fuerte, efectivo, sólido. Y toda esa solidez no me parece más que un gran temor a enfrentarse con lo imprevisto, con lo desconocido, con las emociones y los chistes.
Con la música alemana pasa lo mismo. Está muy presente lo que está bien y lo que está mal: la obsesión por el libreto, por el preparativo exhaustivo, por el protocolo, por las intensidades excesivamente calculadas. Y claro, para quebrar el dogma hace falta un martillo bien grande. Partir las cosas en pedazos no hace más que confirmar lo rígido. O todo o nada. Rígido el cascote, rígido el martillo liberador.
Extraño la cosa cálida (aunque sea también una gran mentira) de los países latinos: la picardía, el chiste, vivir entre los pliegues de las cosas y no tan en la cosa en sí. Extraño la sorpresa, la ineficiencia y la tontería. Todo porque sí.