Pienso en Nono y en los bocetos del cuarteto de cuerdas “Fragmente…” que pude estudiar en su archivo en Venecia. Cálculos, cuentas, proporciones, detalles. La superestructura del Fragmente está constantemente quebrada por la fragilidad de los recursos de unas cuerdas diferentes a las de Gaudí, pero también suspendidas en la catedral de los innumerables silencios y fragmentaciones del discurso. La música se escucha abstracta y calculada a la vez. Como el diseño del agua o de la nieve.
Mi pieza para órgano se llama por eso La arquitectura del aire. No del aire soplado, no del aire de la respiración, sino del aire que sostiene las cosas.