22 septiembre 2007

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Estoy mortalmente aburrida del mundo de la música contemporánea. Para mí, ser compositora, era otra cosa. Recuerdo cuando trabajaba en los proyectos a pulmón en Argentina. Recuerdo la intensidad, el asombro. Eso me pasa muy pocas veces en este mundo profesional. El mundo de la música contemporánea en Europa es muy marketinero. Es difícil salirse de la raya, hacer algo distinto. El riesgo ya está instituido, lo experimental es lo previsible. Hay que explicarse todo el tiempo... ah! Y además escribir una obra, explicativa de lo que habíamos querido hacer! 

El músico profesional es una mezcla de desconocimiento del pasado y miedo al futuro. En Europa es difícil escaparse de las categorías ya sea de inmigrante dodecafónico, de alemán adquirido (todos queríamos ser Lachenmann), o de Cage de maceta. Dejémoslos en paz, que ellos ya hicieron su parte. Necesito otro mecanismo de acción. Mucha gente que llega a esta encrucijada se dedica a la improvisación como símbolo de liberación, o hace canciones. Necesito instaurar otra posibilidad de las cosas sin irme a vivir al estereotipo del campo.

Nota a posteriori: (4-9-20)

El mundo subsidiado de la música contemporánea en Holanda se está cayendo a pedazos por obra de las políticas neoliberales que muestran su aversión explícita a lo artístico o intelectual como slogans de campaña. La disyuntiva del arte subsidiado y su consecuente burocracia, versus la total falta de apoyo institucional que deja al artista librado tanto a su libertad como a la buena de Dios, ha sido la pregunta de la producción artística desde tiempos inmemorables. No tengo una respuesta para un tema tan amplio, (creo que nadie la puede tener). Comparto algunas reflexiones personales que van cambiando a lo largo del tiempo y de las geografías.
En mi hacer encuentro saludable entrar y salir de las estructuras, sin anquilosarse en lo institucional pero tampoco sin ser un eterno outsider. Entrar y salir. El mundo personal ya está adquirido (o no), no hay necesidad de crear estrategias para abordarlo. El problema es el diálogo con el mundo.